13 de noviembre de 2008

Caminante

La Perfección no existe.
¿Cómo lograr que un ser comprenda eso?
Bueno, de hecho, no puede.
Busca tanto la perfección, que se olvida de buscar su felicidad,
la cual tal vez se encuentre delante de él, mas no puede (o tal vez no quiere) verla.
No. Un hombre no puede ser solo feliz. No. ¡Tiene que ser completa y perfectamente feliz!
¡Maldita afición del hombre de ser perfecto, de tener cosas perfectas, de tener una pareja perfecta!¡Qué tonto ha de ser!
'No hay cosa más perfecta que la imperfección'- te digo- 'Lo perfecto de la imperfección, es que siempre va a ser perfectamente imperfecta'
'¡No!- me dices- 'La imperfección es imperfecta. Yo quiero tener un trabajo perfecto, un amor perfecto, una vida perfecta'
¡¿No puede ser más egoísta?!
'No vas a poder dar vuelta atrás si seguís buscando lo perfecto, pues, ¡tal cosa no existe!'- te digo.
¡Su ego lo ha arruinado todo!
Su imperfección se hace -aún- más visible.
Su percepción cambia. Se cega...
Y tal vez, con el tiempo, se de cuenta; y piense que lo mejor es ser sencilla y claramente feliz.
Pero, acá es cuando digo 'te lo dije, te advertí', pues -ahora- ya es demasiado tarde.
No te preocupaste antes, no vas a conseguir ya nada.