16 de julio de 2008

Sentido y sensibilidad.

Tu cuerpo; perfecto,
compagina con el mío.
Mientras, el alma,
imperfecta,
recapacita.

Tu piel; como la seda,
suave, transparente.
Mientras, el tacto,
soñado,
reluce.

Tus ojos; intensos,
me pierdo en ellos.
Mientras, la tentación,
quemando mi interior,
me domina.

Tu sonrisa; cual Mona Lisa,
aquella que Leonardo entonara alguna vez.
Mientras, su belleza,
oculta,
me seduce.

12 de julio de 2008

Sería una pena.

El sol y la luna, se fundieron sin miedo en tus ojos. Perderse en ellos es realmente fácil, la mujer da fe de ello; le sucede a menudo. Hay veces en las cuales la encuentras; mas ella, cobarde, se escapa.
Al llegar a la salida de aquel hermoso laberinto, situado en tus ojos, se da vuelta para adentrarse cada vez de manera más intensa, y progresivamente, le resulta más difícil encontrar la salida de ese sitio. Sin embargo la cuestión aquí es la siguiente: ¿Quiere ella salir de allí?
-¡Claro que no!- contesta ella muy ingenuamente.
No sabe donde se ha metido. Ella, ilusa, no puede -ni quiere-, ni podrá -ni querrá- salir de aquellos ojos. Aunque eso le cueste infinitas cantidades de naturales bolas de cristal.

Pero a veces, hasta el más idiota,
merece un poco de amor.
Y si es el tuyo, mejor,
porque el tuyo es el mejor.

9 de julio de 2008

Juán López y John Ward

Año: 1982. Localidad: Ciudad de Buenos Aires.
Vitoria y Ludovico se aman desde hace tiempo. Comenzaron una linda y fuerte relación. Nada podía separarlos, nada ni nadie. Excepto, aquella guerra.
Ludovico, obligado por el Estado, con dieciocho años recién cumplidos, tenía que ir a luchar a aquellas islas del Sur, junto a miles de jóvenes en su misma situación, y de su misma edad.
Ludovico y Victoria se amaron esa noche, la anterior al despegue del avión que llevaría a Ludovico a su terrible destino, tal vez, la última noche que podrían compartir en vida.
Y la mañana llegó, y se despidieron con todo el dolor del mundo. Se sufrieron, se lloraron.

Ludovico peleó con mucha valentía, luchando por ella, viviendo por Victoria. Extrañándola, amándola.
Secuelas horribles de aquella guerra le quedaron (tranquilízate, no físicas). Su mejor amigo, Lito, falleció allí. Y Ludo lo lloró cantidades.
Y tuvo miedo. Sí, Ludovico por primera vez tuvo miedo. Pero no de morir, sino de no verla más a ella, de no poder decirle 'te amo' una vez más.

Victoria no salió con otro más, nunca. Lo extrañó, lo lloró incontables veces. Lo amó, lo vivió.
Le escribió infinidades de cartas, mas ninguna llegó a su amor, siempre le regresaban a ella. Y lloraba más y más, desconsoladamente . Y más lloró cuando su madré le comunicó la mala nueva.
-La semana que viene nos mudamos a España, amorcito. Tu padre ya compró los pasajes, y viviremos en la casa de tu tío Marcelo.
Lloró durante toda esa semana; siguió llorando al llegar a Madrid, y continuó con su rutina (llorando).
Se lastimó al darse cuenta de que se había resignado (más no por eso olvidado).

Año: 1996. Localidad: New York City.
Ludovico se levantó aquel día como cualquier otro. Se bañó, se cambió, desayunó, y se fue al New York County Hospital, donde trabajaba en posición de pediatra.
Se cumplieron las doce horas reglamentarias, mas él se quedo un rato más, pues siempre lo hace. Y se hicieron las diez, y partió hacia su hogar. A medio camino chocó con una mujer...

Victoria se levantó aquel día como cualquier otro. Se bañó, se cambió, desayunó, y se fue al laboratorio, donde trabajaba bajo la profesión de bioquímica.
Y así pasó el día, hasta que se hicieron las diez. Y partió hacia su hogar. A medio camino, chocó con un hombre...

-Oh, I'm so sorry. Let me help you with those papers.
-No, it's o.k., it was my fault, i'm hurry.
Terminaron de levantar los papelesque se habían caído. Se miraron, y en ese instante lo supieron.
-Ludovico
-Victoria. Repusieron al unísono.
Sin poderlo creer, por sus ojos unas lágrimas amenazaron con caer.
Inmediatamente, sin consultarse, sin decirse más nada, se fundieron en un apasionado, desesperado, ansiado, y necesitado beso.
Luego de lo que, para ellos, fueron horas se miraron con todo el cariño. Y en ese momento se transmitieron todo lo que no pudieron decirse en esos catorce años sin noticias de cada uno.
-¿Tomamos un café?
-¡Claro que sí!
Fueron al bar de la esquina de la casa de Victoria. Se contaron todo lo que hicieron durante el tiempo del uno sin el otro.
Luego, fueron a la casa de ella, y entre beso y beso se dijeron esos 'te amo's guardados.
Y esa noche se desnudaron, se desnudaron en alma, y en cuerpo. Se amaron como nunca, se amaron con pasión, con desperación, con ansias, con necesidad. Se amaron, simplemente se amaron.
Su alegría al despertar no era comparable con nada.
Y lograron la felicidad, luego de tantos años sin verse, lograron juntos la felicidad.

8 de julio de 2008

Cuestión de actitud

Aguanta un poco, nena. Ya llegará.
Es solo cuestión de suerte, de esperanza, de paciencia.
El ya llegará. Espéralo con tus pendientes de amor, aquellos que él te regalara tiempo atrás. Espéralo con tu cariño, guardado solo para él. Espéralo con aquella lujuria que tan solo aquel hombre es capaz de despertar en tí. Espéralo con aquella dosis de sensualidad que solo usas en sus encuentros clandestins.
Espéralo, él ya llegará.

Es sólo una cuestión de actitud
reírse del fracaso y del oro.
Es sólo una cuestión de actitud
no tener nada, y tenerlo todo.

7 de julio de 2008

Princesa

El crepúsculo sobre el verde paisaje. Anaranjado se encuentra el cielo.
Pero, espera... ¿qué es aquello azul distorcionando el ambiente, a lo lejos?
Me acerco.
-Estaba esperándote...

El joven de pelo castaño me toma las manos,
sus ojos brillando con...
¿Es eso amor lo que noto?.
Mi príncipe ha venido por mí.

(Claro, solo sueños, pero al fin y al cabo,
ellos son quienes me mantienen en vida).


*Sin embargo, he decidido que mi princesa despierte.

6 de julio de 2008

Balada para un loco

Soledad. Nuevamente esa abstracción pasa a ser tu única amistad.
Mientras aquellos están disfrutando sus noches con sus compañeros, una vez más, sola te encuentras.
Y ya no sabes qué hacer para dejar de sentirte tan desecha. Y ya no sabes qué hacer para ser "algo". Y ya no sabes qué hacer, para sentirte alguien.
Piensas una vez más en él, y te lo figuras con ella, aunque bien sábes que nada pasará entre ambos.
Y te reís, pero solo vos te ves.
¿No te das cuenta, acaso, de qué él no es para tí? ¡No te encuentras a su altura!.
Deja de hacerte ilusiones, niña estúpida.
Ilusa, ilusa. Sola, ilusa, tonta. ¡Pobre de tí!
¿Qué será de tu vida?¿Conocerás al amor acaso alguna vez?
¿Podrá alguien llegar a amarte?
Te ríes nuevamente, pero esta vez, con gran amargura.
Piensas qué será de tu futuro. Piensas si alguna vez podrás tener chance de amarlo, y de qué él te ame (a pesar de que esto último, sea demasiado imposible, ámas vivir en fantasías).
Y te envuelves en esa ilusión que ya bien conoces, que esperas con ansías, adoras ese momento de ensueño.
Piensas nuevamente en él (aunque jamás dejaste de hacerlo).
Vuelves a soñar con él, vuelves a creer en algo. Mas, no logras aferrarte a nada.
¡Deja ya de soñar!¡Trasládate de una buena vez a la realidad!
Te prometes que dejarás de obsesionarte con aquel que hace que pierdas tu cabeza. Lo juras, para luego darte cuenta de que eres una ilusa (una vez más), que jamás dejarás de hacerlo.
¡Deja de vivir en la fantasía! Nada pasará con él, más que sufrir, y sufrir, y sufrir.

*Loco, loco, loco, como un acróbata demente saltaré
sobre el abismo de tu escote hasta sentir que
enloquecí tu corazón de libertad, ya vas a ver.*